24 DE ENERO DE 2011
Puede el aleteo de una mariposa en Londres desencadenar una tormenta en Hong Kong? Este principio del caos explica la posible relación entre las trágicas lluvias en Brasil de la semana pasada y las históricas inundaciones que Australia está sufriendo desde diciembre. El nexo es el fenómeno de La Niña, un enfriamiento de las aguas del Océano Pacífico Occidental, que se traduce en importantes cambios en la atmósfera y, en consecuencia, incidencias meteorológicas en medio mundo. Todo parece indicar que La Niña también está detrás de las históricas inundaciones del pasado verano en Pakistán, o de los casi dos millones de afectados en Filipinas debido a las intensas precipitaciones de los dos últimos meses.
Para el climatólogo y oceanógrafo Bill Patzert, del Jet Propulsion Laboratory (JPL), "La Niña ya está impactando en el tiempo y el clima en todo el planeta", y este episodio de 2010 "es uno de los más intensos de los últimos 50 años, cuando comenzaron los registros de este fenómeno". En cualquier caso, el meteorólogo del Met Office Adam Scaife recuerda que El Niño y La Niña "forman parte de un ciclo natural que se produce en el Pacífico y que nada tiene que ver con el calentamiento global". De hecho, el mismo Scaife destaca que los modelos climáticos, a pesar del incremento de la concentración de los gases de efecto invernadero, no anuncian grandes variaciones en el ciclo de El Niño/La Niña".
El papel de los vientos . La clave del proceso se encuentra en un reforzamiento de los vientos alisios que recorren el Pacífico de este a oeste. Esta situación es característica del clima de la zona durante todo el año, pero en episodios de La Niña, esos vientos se intensifican y arrastran el agua superficial calentada por el sol hacia el sureste asiático y norte de Australia.
La elevada temperatura del agua facilita grandes volúmenes de evaporación y, en consecuencia, lluvias torrenciales que afectan al Pacífico oeste. De esta forma, Australia ha vivido el tercer año más lluvioso en el continente desde que se obtienen registros meteorológicos, según la Oficina de Meteorología australiana.
En el norte del continente, y sólo en diciembre, se han llegado a acumular hasta 600 litros por metro cuadrado. Unas 200.000 personas han resultado afectadas por la crecida de los ríos, especialmente en el estado de Queensland, donde las aguas han cubierto un área equivalente a la extensión de Francia y Alemania. "En términos económicos, esta puede ser la catástrofe natural más importante de nuestra historia", resumía Wayne Swan, ministro australiano de Finanzas.
Los efectos de La Niña en el Pacífico Occidental no se acaban aquí. En Sri Lanka, 800.000 personas fueron desplazadas debido a las inundaciones de principios de enero, según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios. En Filipinas, la crecida de los ríos ha provocado 51 muertos y 470.000 afectados, mientras que Malasia o Indonesia han vivido situaciones parecidas, en un proceso de intensificación de las lluvias monzónicas que ya caen normalmente de forma muy abundante en estos países.
Los cambios que provoca La Niña son absolutamente opuestos en el Pacífico oriental, donde el agua caliente que es desplazada por los alisios hacia el oeste es sustituida por aguas frías que provienen de capas profundas del océano. Estas aguas frías impiden la evaporación y reducen a la mínima expresión las precipitaciones. A cambio, aportan una gran cantidad de nutrientes que crean ricos bancos de pesca de los que se beneficia, por ejemplo, Perú.