
MIÉRCOLES, 5 de enero de 2000.
http://www.publico.es
A medida que se acumulan los indicios de que el helado mundo ártico y subártico está en proceso de deshielo dos preguntas esenciales aumentan de importancia. ¿Puede este deshielo dar lugar a cambios bruscos en el clima que transformarán la meteorología y afectarán a la vida en todo el hemisferio norte?
La teoría existente dice que el clima en la región del Atlántico norte, que incluye Europa y la zona este de Norteamérica, está controlado por las grandes corrientes oceánicas que transportan el calor hacia el Norte desde los trópicos. Esta cinta transportadora oceánica se pone en funcionamiento cuando el agua superficial más salada -y, por tanto, más pesada- se hunde en las profundidades oceánicas en las proximidades del sur de Groenlandia. Esta agua es reemplazada por agua caliente de los trópicos que calienta la región del Atlántico norte. Sin este mecanismo, el clima relativamente templado de las islas Británicas, por ejemplo, podría ser tan frío como el de la región norte de Canadá.La preocupación reside en que el gran flujo de agua dulce del deshielo ártico diluya la corriente salada y pare o debilite la cinta transportadora del calor. Esto podría dar como resultado un cambio brusco climático que probablemente reverberaría en todo el hemisferio al alterar la circulación atmosférica a gran escala.
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A medida que se acumulan los indicios de que el helado mundo ártico y subártico está en proceso de deshielo dos preguntas esenciales aumentan de importancia. ¿Puede este deshielo dar lugar a cambios bruscos en el clima que transformarán la meteorología y afectarán a la vida en todo el hemisferio norte?
La teoría existente dice que el clima en la región del Atlántico norte, que incluye Europa y la zona este de Norteamérica, está controlado por las grandes corrientes oceánicas que transportan el calor hacia el Norte desde los trópicos. Esta cinta transportadora oceánica se pone en funcionamiento cuando el agua superficial más salada -y, por tanto, más pesada- se hunde en las profundidades oceánicas en las proximidades del sur de Groenlandia. Esta agua es reemplazada por agua caliente de los trópicos que calienta la región del Atlántico norte. Sin este mecanismo, el clima relativamente templado de las islas Británicas, por ejemplo, podría ser tan frío como el de la región norte de Canadá.La preocupación reside en que el gran flujo de agua dulce del deshielo ártico diluya la corriente salada y pare o debilite la cinta transportadora del calor. Esto podría dar como resultado un cambio brusco climático que probablemente reverberaría en todo el hemisferio al alterar la circulación atmosférica a gran escala.