EL PAÍS . 17 JUN 2005 http://elpais.com
La Comunidad Valenciana es una de las tres regiones españolas, junto a Murcia y Canarias, que se encuentran ya en una situación de riesgo (alto o muy alto) de que la desertización afecte al cien por cien de su territorio. Así consta en los datos ofrecidos ayer en Madrid por el Ministerio de Medio Ambiente con motivo de la jornada sobre La desertización: problemática y soluciones en la España de las autonomías, organizada por la Fundación Biodiversidad y la Fundación Santander Central Hispano.
La información no viene sino a confirmar la ofrecida esta misma semana por José Luis Rubio, premio Jaime I de Medio Ambiente y miembro del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE), durante el seminario sobre Desertificación y Sostenibilidad. José Luis Rubio aseguró en la inauguración de ese encuentro que el 80% del territorio valenciano está amenazado, aunque matizó que un 35% está en situación grave y el 6% ya se considera irreversible, mientras que el resto del terreno sufre una desertificación incipiente. Rubio afirmó que "España es el país más afectado por el proceso de desertificación del continente europeo" y mostró su preocupación por "la situación de sequía que atraviesa la península, pues provoca estrés hídrico en la agricultura y hace más vulnerable los procesos en el suelo, incrementando la erosión y favoreciendo la salinización".
El problema de la desertificación en la Comunidad Valenciana se debe, por una parte, a la presión demográfica, que origina una demanda cada vez mayor de agua dirigida al consumo humano, a la industria, riego y a los servicios. Cuando se bombea agua desde los acuíferos , se produce un descenso de nivel de la capa freática de éstos, siendo menor el flujo de descarga de agua en los ríos. Con el tiempo la capa freática baja tanto que ya no descarga nada, convirtiéndose el acuífero en un depósito cerrado. Al no poder evacuar agua, las sales se van acumulando en el mismo, convirtiendo el agua en salina. Además, cuando los acuíferos se localizan cerca de la costa, y la capa freática se encuentra por debajo del nivel del mar, se produce una intrusión del agua del mar en el lecho subterráneo, agravando el problema. La degradación de la calidad del agua proveniente de los acuíferos debido a su sobreexplotación pone en peligro a la actividad agrícola. La salinidad del agua lleva consigo el que un suelo fértil pueda con el tiempo convertirse en salino, lo cual quiere decir que el suelo contiene un exceso de sales solubles que impedirán o dificultarán el desarrollo normal de todo tipo de plantas.
La Comunidad Valenciana es una de las tres regiones españolas, junto a Murcia y Canarias, que se encuentran ya en una situación de riesgo (alto o muy alto) de que la desertización afecte al cien por cien de su territorio. Así consta en los datos ofrecidos ayer en Madrid por el Ministerio de Medio Ambiente con motivo de la jornada sobre La desertización: problemática y soluciones en la España de las autonomías, organizada por la Fundación Biodiversidad y la Fundación Santander Central Hispano.
La información no viene sino a confirmar la ofrecida esta misma semana por José Luis Rubio, premio Jaime I de Medio Ambiente y miembro del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE), durante el seminario sobre Desertificación y Sostenibilidad. José Luis Rubio aseguró en la inauguración de ese encuentro que el 80% del territorio valenciano está amenazado, aunque matizó que un 35% está en situación grave y el 6% ya se considera irreversible, mientras que el resto del terreno sufre una desertificación incipiente. Rubio afirmó que "España es el país más afectado por el proceso de desertificación del continente europeo" y mostró su preocupación por "la situación de sequía que atraviesa la península, pues provoca estrés hídrico en la agricultura y hace más vulnerable los procesos en el suelo, incrementando la erosión y favoreciendo la salinización".
El problema de la desertificación en la Comunidad Valenciana se debe, por una parte, a la presión demográfica, que origina una demanda cada vez mayor de agua dirigida al consumo humano, a la industria, riego y a los servicios. Cuando se bombea agua desde los acuíferos , se produce un descenso de nivel de la capa freática de éstos, siendo menor el flujo de descarga de agua en los ríos. Con el tiempo la capa freática baja tanto que ya no descarga nada, convirtiéndose el acuífero en un depósito cerrado. Al no poder evacuar agua, las sales se van acumulando en el mismo, convirtiendo el agua en salina. Además, cuando los acuíferos se localizan cerca de la costa, y la capa freática se encuentra por debajo del nivel del mar, se produce una intrusión del agua del mar en el lecho subterráneo, agravando el problema. La degradación de la calidad del agua proveniente de los acuíferos debido a su sobreexplotación pone en peligro a la actividad agrícola. La salinidad del agua lleva consigo el que un suelo fértil pueda con el tiempo convertirse en salino, lo cual quiere decir que el suelo contiene un exceso de sales solubles que impedirán o dificultarán el desarrollo normal de todo tipo de plantas.